Conduciremos hacia el oeste hasta las montañas Domeyko y el Valle del Arcoiris, con sus franjas de cobre, plata, jade, violeta y toda la gama intermedia de colores que le dan nombre a este lugar sagrado. Una caminata de 30 minutos nos dará tiempo para maravillarnos con el terreno, resultado de la erosión y procesos ambientales que crearon esta roca de gran riqueza mineral. Una vez que hayas experimentado los encantos del Valle del Arcoíris, iremos al pueblo de Hierbas Buenas, donde veremos petroglifos precolombinos. Esculpidos sobre paredes rocosas de un refugio natural, que fue labrado sobre cenizas volcánicas compactas antes que los agricultores locales lo utilizarán, las intrincadas imágenes representan animales y antiguos mensajes ocultos que aún no comprendemos; algo realmente extraordinario de apreciar.