Mucho antes de que los telescopios modernos permitieran que pudiésemos explorar el cosmos desde una mirilla, los pueblos atacameños miraban el cielo con asombro y respeto. Los pobladores de Atacama se organizaban en torno a las estrellas, tanto así su vida como sus cultivos o inclusive algunos rituales. Todo es parte de la cosmovisión andina.
A diferencia de la manera occidental de mirar el universo, los habitantes de Atacama tenían una interpretación única y muy particular sobre el cielo, en donde la Vía Láctea no solo era una banda luminosa de estrellas y gases, si no un río celestial que conectaba el mundo terrenal con el espiritual, llamado Hatu Mayu o Río del Cielo. Hoy nos guiamos por las estrellas, pero los antepasados se guiaban por las nebulosas oscuras, las cuales estaban asociadas a animales y otros seres mitológicos como el Zorro (Ataq), las llamas (Catuchillay y Uñallamacha), la perdiz (Yutu) y más. También la luna, el sol, las estrellas y los fenómenos climáticos son elementos fundamentales en la cosmovisión atacameña.