Este enorme volcán, sagrado para los indígenas, aparece en el horizonte desértico y cautiva de inmediato la atención de quienes visitan San Pedro de Atacama. Está inactivo, pero no lo parece. Elevándose sobre el altiplano, forma parte de la cordillera de los Andes y su cráter contiene la quinta laguna más grande del mundo.

En kunza, el dialecto de los habitantes de Atacama, Licancabur significa "la montaña del pueblo"(lickan= pueblo, ckabur= montaña).

Este volcán de 5.916 metros de altura, situado justo en la frontera entre Chile y Bolivia, es considerado por ésta y otras culturas indígenas altiplánicas como una montaña sagrada y protectora.

Dados sus usos ceremoniales, esta parte del desierto es rica en grandes hallazgos arqueológicos. Se han encontrado numerosos altares de piedra e incluso se cree que tenían lugar largas procesiones entre San Pedro de Atacama y la laguna del cráter del volcán, donde los sacerdotes realizaban rituales y se comunicaban con los seres divinos.

En el volcán se han encontrado artefactos de ceremonias incas. Los incas arrojaron distintos tipos de objetos de oro que supuestamente aún yacen en el suelo de la laguna. Los lugareños afirman que si alguien toca uno de estos tesoros, el Licancabur se despertará furioso y entrará en erupción. No obstante, los expertos afirman que este volcán está completamente inactivo. La laguna de su cima es la quinta más grande del mundo. Durante el invierno, las bajas temperaturas deberían convertir sus aguas en hielo, sin embargo, debido a los gases que circulan por el interior del volcán, el agua nunca se congela del todo.